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por Harold Ortíz / Viernes, 19 febrero 2016 / Publicado en Autoconsumo

Nueva Batería de flujo con almacenamiento seguro y económico

La nueva batería de flujo acumula la energía procedente de fuentes renovables en unos tanques llenos de productos químicos orgánicos, no tóxicos y disueltos en agua, según un artículo presentado por profesores de Harvad en la Revista Science.

En la nueva batería de flujo los electrones son recogidos y liberados por compuestos formados por elementos abundantes en la tierra y de bajo coste como son el potasio, el nitrógeno, el oxígeno, el hidrógeno, el carbono y el hierro, una vez disueltos en agua.

El factor seguridad es lo que realmente marca la diferencia ya que si debemos colocar acumuladores en los que almacenemos grandes cantidades de energía en sitios frecuentados por personas, que estos sean inmunes al fuego es un gran valor añadido.

Los científicos han venido trabajando en estos principios desde hace años y ahora han perfeccionado el sistema, obteniendo como resultado la “batería de flujo”, a la cual han llegado agregando aditivos alimentarios y orgánicos a los tanques aumentando su voltaje hasta en un 50%, con resultados muy satisfactorios: gran rendimiento, sin toxicidad ni corrosión, y con materia prima de muy bajo coste.

La diferencia entre de electrodos sólidos y las nuevas de “flujo”, esta en que el almacenamiento se hace en tanques externos muy similares a los utilizados en las pilas de combustible. Los tanques establecen la capacidad de energía y el hardware de conversión electroquímica, a través de los cuales se bombean los fluidos que marcan la capacidad de potencia, pudiéndose dimensionar de manera independiente.

Los componentes activos de los electrolitos que se encuentran en la mayoría de diseños de baterías de flujo,han sido de iones metálicos tales como vanadio disuelto en ácido. Estos metales son costosos, corrosivos, difíciles de manejar y cinéticamente lentos, lo que conduce a ineficiencias.

Los científicos de Harvard demostraron el año pasado que es posible construir una batería de flujo que remplace los metales, con moléculas orgánicas, llamadas quinonas, que constituyen una parte integral en los procesos biológicos como la respiración celular y la fotosíntesis.

Las quinonas disueltas en una solución de agua forman el lado negativo de la batería , mientras el lado positivo lo conforma un electrolito convencional (Bromo) como el que se utiliza en otras baterías. Pero la toxicidad del bromo les resultaba un inconveniente que querían evitar, así que el equipo buscó una nueva fórmula que les proporcionara las ventajas que buscaban: bajos costes, durabilidad, eficiencia y seguridad. La nueva batería de flujo remplaza el bromo con un ion tóxico y corrosivo llamado ferrocianuro.

Pero nada de peligroso al contrario, por el alto contenido de hierro, de la batería de flujo, éste se combina con el cianuro formando un compuesto inocuo, llamado ferrocianuro, comúnmente utilizado como aditivo alimentario y fertilizante.

El diseño de la batería de flujo de los científicos de Harvard ofrece mayores ventajas en costo y durabilidad que las ofrecidas por Tesla Motors con su sistema Powerwall, así pues la competencia es seria para el gigante norteamericano.

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